Gonzáles Prada, gran pensador del Perú, dijo alguna vez: “juventud, divino tesoro”, en alusión, a la enorme tarea que tendrían que ejercer los jóvenes en nuestro país, luego de una infausta guerra, allá, en el lejano siglo XIX. Pues bien, cambiaré juventud por niños. Aunque no trato de darle el mismo significado de Gonzáles Prada, espero que se entienda la figura que trato de transmitir en esta corta crónica.
La otra vez, estuve presente en el aula de clase (de un salón de primaria) en pleno dictado de la profesora. Me coloqué a la derecha de una carpeta, cerca de la puerta, y pude observar cuando el alumno escribía el dictado en su cuaderno. Algunos de sus compañeros le preguntaban a la profesora que repita, porque se atrasaban. La clase que se estaba impartiendo en ese momento era sobre el cuerpo humano. El tema específico era sobre las definiciones de las partes del sistema digestivo. La profesora dijo: “Ahora chicos, con rojo, escriban, El esófago… Es un tubo que se encarga de transportar los alimentos…”, de pronto, el muchachito que se encontraba frente a mí, al parecer se atrasó y le pregunta a la profesora en voz alta: “Miss, es un jugo…”. “Noooooooooo, yo dije, es un tubo que se encarga…” dijo la profesora aclarándole al alumno. Cinco segundos después, el mismo alumno, después de borrar su error, pregunta nuevamente a la profesora: “Miss, es un cubo… Nooooooooo -dijo la profesora. No podía aguantar la situación jocosa del momento y salí para reírme un poco. ¡Era increíble!
En todo momento, el muchachito (Alejandro era su nombre) lo decía de manera inocente, nunca con motivos figurativos o para molestar a la profesora. ¡Ahh!, me olvidaba, en todo momento, sus compañeros estallaron en carcajadas debido a sus intervenciones. Anécdotas como estas hay muchas, tal vez la próxima crónica, cuente otra.
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