jueves, 19 de agosto de 2021

El primer día del último año de clases

A continuación una crónica de un recuerdo escrito hace tantos años... Solo esa observación, para entender los tiempos...

Finalmente empieza las clases de mi último año en la Universidad de San Marcos. En teoría debí haber acabado la carrera de Historia en el 2005, pero seguí por razones académicas, no pude aprobar un curso que era requisito para el siguiente año, por eso, aumentaron más los años de mi permanecía en San Marcos. Algunos de mis compañeros terminaron el 2005, pero muchos de los que ingresamos el 2001 aun continuamos estudiando. Es más, otro grupo tendrá que quedarse un año más, aunque algunos de ellos lo hacen por razones de trabajo. ¿Qué me pasó ese primer día? ¿Qué personas encontré?


Ya tenía anotado en mi cuaderno los días en que se iba a dictar los dos únicos cursos para este primer semestre de mi último año. Afortunadamente mis clases comenzaban en las tardes y noches, dejando toda la mañana libre para hacer diversas cosas como trabajar o recolectar información para la tesis de licenciatura. A las 5 p.m. tengo el curso de Seminario de tesis I, eran las 4: 30 p.m. y tenía que apresurarme al salón.

En el salón noté que hubo gente que no conocía. Sabia que no iba a encontrar a ningún amigo en el curso de Tesis I, al menos los que supuestamente iban a llevarlo este año. Muchos amigos ya terminaron y solo quedaron unos trece o quince, pero de ellos, pocos continúan este año y esos mismos se distribuyeron con otros profesores. Entonces no era raro encontrar a otros estudiantes ese día en el salón de clase. Tras un par de minutos observo que en la puerta esta el profesor, al parecer esta conversando con un estudiante. Pasado otros minutos el profesor deja de conversar e ingresa finalmente al salón, era Manuel Burga, historiador y hace poco, ex rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Cuando ingresé a San Marcos tuve como primer profesor al Dr. Manuel Burga en el curso de Historia del Perú. ¡Vaya que lo recuerdo! Pero sólo pudo enseñarnos cuatro o cinco clases, ya que sería elegido Rector y por ende, dejaría de dictar para desempeñar la otra función. Ahora, pasado seis años, vuelve para reinsertase en la noble profesión de la enseñanza. Ahí estaba, pero ahora no hablaría de la historia del Perú, sino de dar los lineamentos generales y fundamentales de las doctrinas historiográficas de las diferentes teorías de la historia y enrumbarnos en nuestros trabajos de investigación, en este caso, la tesis.

En clase nos dijo el objetivo del curso. El profesor preguntó a cada uno de los estudiantes en qué consistían sus tesis. Fue interesante saber cuáles eran las tesis de licenciatura que (supuestamente) se iban a desarrollar. El profesor escuchó a cada alumno (éramos aproximadamente 15 estudiantes) y les daba algunos alcances para que sigan sus investigaciones.

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