"Si ellos pueden que lo hagan. Si pueden pagarlo que lo paguen. Si tienen tiempo que lo adquieran. A lo mucho puedo con los canales de señal abierta menos podré con los que ofrece Netflix". Así fue como respondí cuando mi hermano me preguntó sobre la posibilidad de comprar un paquete de Netflix, tal como cada uno de mis vecinos hacían.
Conocía la plataforma streaming de Netflix, pero nunca me interesó. Y la razón es muy sencilla, y es la misma que le dije a mi hermano: no tengo tiempo para ver televisión, y el poco tiempo que tengo, solo lo dedico a ver las noticias y uno que otro programa de entretenimiento. Nada más.
Durante los comerciales me llaman mucho la atención las películas o series que estrenarán o repetirán los canales en su programación. Muy interesantes. En varias oraciones he querido verlas, el problema es cuando las programan en simultaneo. Quizá a muchos les pasó. ¡Horrible coincidencia! Recuerdo una vez cuando el canal 2 y el canal 4 iban a transmitir los estrenos de "Harry Potter" y "Rápidos y Furiosos" en el mismo horario. Aquella vez tuve que cambiar de canal en cada comercial. Y es un ejemplo de muchos que podía dar.
Hay tantas cosas para ver y no veo. Los canales de señal abierta son solo seis y siete, y a lo mucho puedo ver todo lo que a mí me parece interesante. En Netflix hay una variada programación. Esa variedad puede volverse adictiva. ¿Qué vería si tuviera la tuviera? Animes, películas y series. En se orden.
El tiempo que dedico a leer o escuchar música se reduciría considerablemente. Y es precisamente lo que no quiero. No tengo necesidad de ver toda esa producción audiovisual. Como escribí, me basta con los programas de los canales tradicionales, y por esa razón no acepté pagar por algo que me quitaría tiempo para otras cosas.
Si el streaming vino a quedarse, que se quede con la gente que puede, porque si no puedo con los canales tradicionales, menos podré con ese monstruo audiovisual.
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