Desde antes que se inicie la pandemia, desde mucho antes, veía en mi barrio a gente borracha. No eran indigentes, tenían ropas variadas y nunca padecían hambre. Hubo un tiempo en que se quedaban noches y noches en los rincones de la calle tomando cerveza. En la mañana algunos estaban tirados en el suelo, babeando, no sentían frío, dormían profundamente. Patético.
Cuando regresaba del colegio desaparecían. ¿Dónde irían? ¿A sus casas? ¿Tendrían casa? ¿Tendrán familia? Pobre esposa, pobres hijos. Siempre se les veía vagabundeando por las calles, no había momento en que se los veía, solos o en grupo, pero estaban allí en cualquier momento. No me interesaba entonces. En otro post escribiré más sobre esto, porque es algo que siempre me ha fastidiado, porque no solo ocurre cerca a mi casa, sino en varias cuadras del barrio donde vivo.
-Si no puedo con los canales tradicionales menos podré con Netflix
Años después, la misma historia. Pero algo ocurría en ese tiempo. Algunos vecinos fallecían, unos por cáncer, otros por infartos, asaltos y accidentes. No eran desconocidos para mí, eran mis vecinos, aquellos que me vieron crecer. Con ellos ý sus hijos, mis amigos, compartimos muchos momentos felices durante mi niñez. Duele saber que gente buena muera por esas enfermedades.
A todo esto, entre mis amigos, nos preguntábamos cómo era posible que mueran personas trabajadoras. En esas conversaciones, un amigo nos comentó lo injusto que era, porque mientras había borrachos y vagos tomando licor, moría gente sin vicios. Y era cierto. Era injusto.
Esa misma gente que veía desde mis épocas en la escuela, seguían con su vicio: tomar licor. Nunca se enfermaban, no trabajaban, siempre tenían dinero para comprar sus tragos. ¿De dónde conseguían la plata? ¿Robaban? ¿Sus hijos o esposa trabajaban para mantenerlo? No lo sé. Y no sé si soy injusto o peco de maldad al decir lo siguiente: "prefiero que se mueran esas personas borrachas y drogadictas en vez de gente buena y trabajadora".